Terapia como modo de vida, ¿Por qué curar, si podemos evitar?

Hace algún tiempo y actualmente en ocasiones sigue ocurriendo, cuando alguien de nuestro entorno nos decía que iba a terapia, la respuesta más común que recibía era "¿Y qué te pasa?". Como si el único motivo para hacerlo, fuera tener alguna situación o conflicto que no podemos resolver, como si la terapia tan solo existiera para solventar momentos de crisis. Que pasaría si le diéramos la vuelta a esa idea... ¿Y si hacer terapia no fuera una señal de que algo va mal, sino de todo lo contrario? Que fuera una decisión consciente de bienestar.

 

Cada vez más personas acuden a terapia no por necesidad, sino porque quieren. No esperan que haya un problema que tenga que ser resuelto, tan solo buscan conocerse mejor, comprender sus emociones y mejorar su vida. No van a curar, sino a fortalecerse, a crecer y a vivir de un modo más saludable.

Terapia por deseo y no por obligación

Deberíamos tomarnos el ir a terapia como ir al gimnasio para estar en forma, no tan solo cuando nos duele algo. Si cuidamos de nuestro cuerpo, ¿Por qué no lo hacemos de igual modo con nuestra mente? ¿Por qué esperamos a no poder más, a estar desbordados para ocuparnos de nuestra salud mental y emocional?

 

La terapia no debe ser únicamente un recurso de emergencia. Deberíamos tomarlo como un espacio seguro donde poder conocernos mejor a nosotros mismos, aprender a descubrir en profundidad que queremos, que nos hace felices y como nos relacionamos con los demás. No debemos esperar a que haya un problema para poder disfrutar de todos los beneficios que la terapia nos puede aportar.

Prevenir en lugar de apagar fuegos

La gran mayoría de veces, cuando llegamos a terapia, es cuando ya nos encontramos al límite. Cuando el estrés, la ansiedad... Nos tiene superados, cuando una relación se tambalea, cuando no encontramos el rumbo de nuestra vida. Por supuesto que la terapia es de gran ayuda en esos momentos. Pero, ¿Y si no esperamos a que el vaso esté completamente lleno para empezar a cuidarnos?

 

La prevención es clave. Aprender a trabajar y gestionar nuestras emociones, aprender a comunicarnos mejor con los demás y con nosotros mismos y entender nuestros patrones de comportamiento puede ahorrarnos mucho sufrimiento futuro innecesario. La terapia nos va a dotar de herramientas para afrontar la vida con más calma, claridad y seguridad.

 

Cuidar de nuestra salud mental a tiempo nos permite vivir y disfrutar más del momento presente. Es un trabajo de responsabilidad con uno mismo. Aprender a identificar las señales antes de que se conviertan en una crisis nos da ventaja ante cualquier situación complicada que pueda surgir.

Un espacio propio y seguro, libre de juicios

La terapia, entre tantas otras cosas positivas, nos aporta un lugar donde ser nosotros mismos, sin máscaras. Un espacio donde podemos comunicar libremente nuestras emociones sin que sean sometidas a juicios, donde podremos hablar de nuestras preocupaciones sin sentir culpa por ello. En un mundo donde a veces se nos exige estar siempre bien, la terapia nos ayuda a recordar que somos humanos, y que está bien no siempre estar bien y no disponer de todas las respuestas.

 

Y no, hacer terapia no significa que algo en nosotros no vaya bien o esté roto... Significa que nos importa nuestro bienestar, que queremos comprendernos mejor y vivir en plenitud.

 

Además nos ayuda a tratarnos con un poquito más de compasión hacia nosotros mismos. Constantemente somos nuestros peores jueces, nos exigimos en exceso y nos castigamos continuamente por no ser "suficientes". La terapia nos ayuda a tratarnos con más amabilidad, a aceptar que somos imperfectos y a reconocer nosotros mismos nuestro valor, sin la necesidad de la aprobación externa.

 

Una herramienta de crecimiento

El trabajo con nuestro terapeuta no se queda solo en la consulta. Lo que aprendemos en terapia debemos aprender a traducirlo en nuestro día a día; Lo veremos cuando empecemos a manejar los conflictos de otro modo, cuando veamos como cambia nuestro dialogo interno, viendo como empezamos a establecer límites que antes no poníamos... No es magia, pero con el tiempo, empezaremos a notar profundos cambios en nuestra forma de vivir.

 

Cuando vemos y entendemos que la terapia es una forma de desarrollo personal y no únicamente un salvavidas, descubriremos todo su potencial. Es una manera de explorar nuevas formas de vivir, pensar y sentir. Nos enseña que pasos debemos comenzar a dar para construir la vida que realmente deseamos.

 

Las personas que integran la terapia en su vida como una práctica habitual, suelen notar como mejora su bienestar en general. No desaparecen los problemas, pero si se aprende a manejarlos de una manera mejor, o al menos, de una más saludable para nosotros. La terapia nos ayuda a sentirnos dueños de nuestras decisiones, más seguros en nuestras relaciones y con una mayor capacidad de adaptación a los cambios imprevistos.

Un regalo para nosotros mismos

Hacer terapia es la mejor inversión para nuestra vida. No es un lujo ni mucho menos un capricho, es una manera de priorizarnos. Si podemos dedicarle tiempo a tantas cosas en el día a día: deporte, relaciones sociales, trabajo, casa... También debemos aprender a sacar tiempo para dedicárselo a nuestra mente y bienestar emocional.

 

Merecemos cuidarnos no solo cuando duele, ese es uno de los mayores actos de amor propio que podemos hacer.

 

Darnos la oportunidad de explorar nuestra mente nos permite vivir en plenitud, con mucha más consciencia. Todo se resume en que la mejor relación que tendremos en la vida debe ser la que tenemos con nosotros mismos y eso merece toda nuestra atención.

Olaya Martínez Gil

Psicóloga en Valencia

Escribir comentario

Comentarios: 0

Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970