Después de años soñando con este momento, Paula nos da la feliz noticia de que... ¡¡¡Está embarazada!!!
A lo largo de estas 40 semanas, Paula quiere compartir con nosotras todo su camino hacia la maternidad. Nos hablará de sus emociones a lo largo del embarazo, de cada sensación, de cómo vive cada nueva noticia que recibe. En todo este tiempo, vamos a tener la oportunidad de seguir paso a paso qué siente y cómo siente Paula todo este proceso.
Hoy, nos habla del inicio del embarazo. Paula está embarazada de 5 semanas y en este primer texto veremos cómo se encuentra y cuáles son las primeras emociones que comienza a experimentar con la noticia de la llegada de su primer bebé.
¡Enhorabuena y gracias por querer compartir con nosotras este bonito camino que empiezas a recorrer!
Estamos encantadas de ir de tu mano
Semana 5, ¡Madre mía!
Aquí estoy. No sé muy bien hacia dónde me dirijo, sólo sé que aquí estoy, mejor dicho, aquí estamos.
Desde que tengo uso de razón para ser capaz de jugar recreando escenas, he estado planteándome cómo iba a ser este momento. Proyectando, recreando, cómo lo iba a comunicar según a quién se lo iba contando… ¡No ha tenido nada que ver!
Hace una semana que me enteré de que estaba embarazada. No me hizo falta ni tener un retraso de la regla, simplemente sentía que mis pechos aumentaban y que mis cambios de humor eran demasiado exagerados como para tratarse del síndrome premenstrual. Me hice una prueba casera de embarazo y ¡VOILÀ!
A pesar de haberme sentido embarazadísima, a día de hoy me siento como si nada. Me pregunto si me sentiré madre, si está mal no sentir nada (aparte de miedos y dudas), si debería quererle ya, si lo estoy haciendo bien, qué cosas debo poner en marcha… ¿Es esto normal? Todo es normal.
Mi cuerpo está cambiando a pasos agigantados, es lógico sentir “resaca maternal”. De repente no puedes con tu alma, no quieres hacer nada y no dejas que nadie te toque la tripa porque te sientes protectora de tu bebé, y en otro momento te pones a hacer ejercicio, a subir y bajar escaleras, a hablar sin parar como si nada de esto estuviera pasando. Empiezas a hacer hueco en las habitaciones porque crees que tu bebé no va a caber, y por otro lado te planteas beberte una botella de vino y olvidar todo esto que crees que es un sueño.
Cada mañana al despertar, pones consciencia a la realidad junto con una pequeña aceleración de tu corazón: estás embarazada Paula y… ¿ahora qué? Te replanteas tu vida, piensas en lo poco que vas a dormir, que la vida ya te ha cambiado y es para siempre, en lo que vas a renunciar… y, de repente, piensas en lo que significa esto para ti. Un trocito de ti va creciendo en tu tripita: ¿cómo tendrá la carita? ¿Le gustará cantar como a mi? Ay… cómo le voy a querer, sí, en futuro. De momento el sentimiento es otro, y está bien. Como escribía unas líneas más arriba, todo es normal. No te sientas culpable por no sentir que le quieres todavía, es pronto, y tu cuerpo y mente se están adaptando a la nueva situación. Si tienes pareja, apóyate en él/ella; sino, busca ayuda o alguien con quien hablar, que te ayude a ver que no pasa nada y que todo forma parte del proceso.
Además, te tocará lidiar con los opinólogos y consejeros de tu entorno (te sorprenderás de todo lo que sabe la gente y lo que creen saber). No te preocupes, lo mejor en estos casos es comprarte una libreta. Sí, una libreta imaginaria donde apuntarte todas las cosas que no te importan nada (y las que sí que te sirvan, oye, pues guárdalas bien). Sin embargo, y en esto hablo por experiencia propia, no luches, no te defiendas. No tienes que demostrar nada a nadie, solo debes cuidar a tu bebé como creas que debes hacerlo. La gente va a hablar, y eso es inevitable. Báñate en aguas de sutileza y serenidad, sonríe y asiente y, luego, haz lo que te dé la gana. Ser madre no es sólo dar el pecho o hacer colecho. Ser madre abarca mucho más, así que tú, o tú y tu pareja, o tú y quien tú quieras, decidís. Lo demás, está de más.
No te precipites, paso a paso. Disfruta del camino hacia la meta, una meta que en este caso sólo indica otro comienzo, el comienzo de la vida. Lee, lee mucho pero no te obsesiones. Intenta poner perspectiva a la situación y piensa en qué le aconsejarías a tu “yo” desde fuera. Y, sobre todo, vive. Todo esto no se volverá a repetir.
Si saltas vives, pero hay que saltar pa´ dentro.
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