Como en una montaña rusa

Hoy, recibimos con mucho amor el testimonio de una mujer muy especial. Tanto ella como su pareja llevaban muchos años deseando ser papás pero, siempre había algo que terminaba frenando este deseo.

 

Finalmente, decidieron que, puestos a pensar, siempre existirían cosas que se interpusieran entre este deseo y las "condiciones perfectas". Al fin y al cabo, ¿Qué es lo perfecto?

 

Perfecto es ver como una pareja joven hace realidad sus sueños de formar una familia, perfecto es comprobar cómo las cosas toman su posición ideal para que todo salga como es debido, perfecto es ver cada sonrisa de sus labios cuanto piensan en su pequeña, la cual, está a punto de llegar a sus vidas, perfecto es ver la complicidad, el amor y el respeto que se procesan. Todo es perfecto cuando una pareja sabe lo que desea y camina de la mano para conseguirlo. Unión, equipo, respeto y equilibrio. Javi y Celia reúnen todos los ingredientes necesarios para formar una familia ¡¡¡INMEJORABLE!!!

 

¡Enhorabuena chicos, Aitana ya está casi en vuestros brazos... el sueño se hace realidad!

Siempre he querido ser madre

Siempre he querido ser madre. Cuando era adolescente, me imaginaba teniendo hijos antes de los treinta. A lo largo del paso del tiempo, me fui dando cuenta de que no es una decisión tan fácil de tomar. Depende de tantas cosas: estabilidad personal, económica, independencia, y eso teniendo en cuenta que no haya ningún problema a la hora de intentarlo…Por desgracia, cada vez se nos presentan mas dificultades a los jóvenes para formar una familia.

 

Afortunadamente, tengo una pareja que tenía tan claro ese objetivo como yo, quería ser padre y no esperar demasiado. Después de siete años juntos y, por supuesto, de haber alcanzado una estabilidad como pareja, puesto que vivimos juntos varios años, nos empezamos a plantear el empezar a intentarlo.

 

Tengo que reconocer que al principio me surgieron muchas dudas, aunque él si tenia una estabilidad laboral, ese no era mi caso. Además, estábamos a la espera de un traslado de ciudad y quedarme embarazada en ese momento supondría un mudanza embarazada o con un bebé, y yo sin trabajar. Pero lo cierto es que lo que más miedo me daba era que ni  mis familiares, ni mis amigas iban a estar cerca de mí para compartir este dulce proceso. Ellos viven a trescientos kilómetros... parecía que no era el momento ideal.

 

En ese punto, nos preguntábamos, ¿y cuándo va a ser el momento ideal?

 

Yo siempre me había imaginado pudiendo disfrutar del embarazo sin tener que trabajar diez horas al día domingos y festivos, y pudiendo asistir a las clases de preparación al parto o a los médicos sin problemas. Económicamente podíamos apañarnos y el tema de la mudanza, aún no tenía fecha definitiva y a mi gente, aunque fuera desde lejos, los iba a tener conmigo.

 

Al final, asumimos que cuando tienes muchas ganas aquellos "inconvenientes" acaban convirtiéndose en pequeñas cosas que se irían solucionando en la medida de lo posible, sólo era cuestión de adaptarse.

 

Ahora, casi nueve meses después de esa decisión y a punto de tener a nuestra pequeña en brazos, me doy cuenta de la cantidad de pensamientos, miedos, inseguridades, emociones y alegrías tan distintas que han pasado por mi mente a un ritmo frenético. Entre los cambios hormonales, físicos y toda la preparación que conlleva recibir un bebé en casa me he sentido más de una vez como en una montaña rusa, encantada de subirme, nerviosa y con vértigos que te hacen gritar y quedarte sin respiración pero, a la que me subiría mil veces más, porque sé que, al acabar, voy ser la mujer más feliz del mundo.

La naturaleza es sabia y hay que dejarse llevar

Me siento una afortunada, a pesar de las náuseas de los primeros meses, de las preocupaciones de que todo vaya bien, del desconocimiento de miles de cosas, de no tener cerca en mi día a día a mi familia y amigos y de lo que abruman los miles y miles de comentarios del entorno. Estoy disfrutando muchísimo del embarazo, de mi pareja y de las sensaciones indescriptibles de tener a alguien dentro de mi. Me he dado cuenta en poquísimo tiempo de lo que de verdad es priorizar, adaptarse lo mejor posible a las circunstancias y a  saber relativizar dando importancia a lo que verdaderamente la tiene.

 

He aprendido que no hay nada mejor ni peor, que cada embarazo y mujer es un mundo, que cada persona le da importancia a una cosa y eso no es malo. Que la naturaleza es sabia y hay que saber dejarse llevar, que no hay que obsesionarse con leer y preguntar cientos de cosas donde, además, encuentras opiniones contradictorias. Hay que sentirse segura y está bien informarse, curiosear…pero, nada de adelantar acontecimientos, eso también crea miedo y bloquea, bloquea mucho. 

 

Se trata de disfrutar de todo el proceso, desde la primera vez que escuchas su latido o de la primera cosa que le compras. La emoción de saber el sexo y ¡pensar en nombres! En mi caso fue muy especial, porque ahí fue realmente donde la imaginé, todo se convirtió en algo más real. La primera vez que noté movimientos en mi interior, casi imperceptibles y he acabado conociendo a mi bebé tanto que sé cuando se va a mover y dónde tiene cada parte de su cuerpo. Ver a mi pareja emocionado en cada cambio y cómo se ha convertido en alguien más responsable y protector si cabía. Todas esas sensaciones son lo más bonito que puede sentir una mujer, por eso todo esto es lo  importante.

 

Al fin y al cabo lo más fácil es el embarazo y el parto…lo verdaderamente difícil viene después y para toda la vida, así que sólo nos queda esperar y disfrutar del crecimiento personal y familiar que supone la llegada de un pedacito nuestro.


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Comentarios: 2
  • #1

    Paula (lunes, 14 noviembre 2016 14:56)

    Muy emotivo Celia... Con lagrimitas en los ojos incluidas. Gracias por tus palabras, seguro que emocionan a muchas mujeres más. Feliz final de todo el principio.

  • #2

    Lola (lunes, 14 noviembre 2016 20:35)

    Es tan real esas palabras que quien os conozcan saben lo felices que estáis


Formación:

 

Nº de Colegiada CV-13970